jueves, noviembre 09, 2006

NUEVA DIRECCIÓN SUICIDA

¿Cómo hablar del suicidio, cómo matar esta naturaleza que me pide escribir sobre el amor y la vida al vodka de media noche de una de Billie Holiday? Y es que nadie piensa en la muerte cuando se degusta el jazz de toda mi juventud. Pelillos a la mar con mi santo desquicio y esta noche, que suiciden al suicidio porque yo, ya no soy yo, soy el otro, el que no envejeció. Soy la manta al cuello del recuerdo y soy carretera ancha de ochenta y un años exactos. Repleto de vivencias, de vino, de vodka y de vida. ¡Valiente libertino! Que me maten si esta noche estoy frente al teclado de la computadora y no en el Quo Vadis Jazz Club de Nueva York, hace cincuenta y seis años. Que me maten, oh Dios; sobre el escenario el humo en volutas se mezcla con la bruma del licor y tras él, aparece La Negra que ofrece el paraíso en bandeja. ¡Ladies & Gents! Tonight, ¡miss Holiday! ¡Billie Holiday!
Y los acordes del Let me down, brillan sobre el piano blanco de cola estrecha.
Pero cómo hablar hoy de suicidio, si estoy como el aspirante a escritor escribe, "henchido de vida" por haber vivido por última vez una de mis celebraciones y jaranas fúnebres preferidas: el día de muertos mexicano.
¿Y qué tiene que ver esto con mi encuentro jazzístico y holidiano de hace casi 60 años en el Quo Vadis de N.Y.?
Billie Hiloday me enseñó una receta magitral para el suicidio: hacer que parezca tu muerte, un asesinato. Hace unos días lo vi claro. En mi altar de muertos cercano al metro Panteones de la línea azul, me encontré con la negra Billie. Hablamos, reímos, me cantó al oído e hicimos el amor en la oscuridad de mi panteón familiar. Me invitó a un poco de heroína. ¡Yo, a mi tercera edad y todavía con los picos pardos del caballo blanco!
Todavía no tengo la víctima. Aún así, anuncio aquí y ahora que, tras codearme en las últimas semanas con las clásicas formas del suicidio –horca, corte de venas, arrojarse al metro (ahora debo pagar 18 mil dólares de multa por haber causado colapso ferroviario)-, a partir de mañana, mis fuerzas suicidas irán enfocadas al plan Holiday.
Amigos, ya pensé en la posible víctima. ¿Un político? ¿Un cura? ¿O un poeta?
Se admiten sugerencias.

LEÓN HURTADO.