sábado, agosto 19, 2006

PRIMER INTENTO: NEUROLÉPTICOS


A los lectores que después de seis días de bautizar este blog con la idea de una muerte inmediata haya podido acaparar, les informo: hoy, viernes dicinueve de agosto de 2006, voy a intentar por primera vez poner punto y final a mi vida. El método elegido es un cóctel de tranquilizantes conocidos como tranqulizantes mayores o neurolépticos. Del griedo, "neuro"(nervio) y "lepto" (atar), utlizados normalmente para tratar enfermedades mentales como la psicosis, esquizofrenía, manía o delirum tremens entre otras.

La mezcla se compone de una cuidada dosis de reserpina, haloperidol, butirofenona, tioxantina y fenotiacina. Y fue diseñada hace quince años por un viejo amigo psiquiátra, doctor en farmacología y anestesiología por la Universidad de Colorado. J.W. -permítanme no revelar su nombre aunque haga años que descansa en paz-, familiarizó a sus amingos más íntimos y allegados, entre los que se encontraba un servidor, con el uso experimental de los neurolépticos y su afección sobre el Karma, el Alma, el Aura, el Espíritu y otros concéptos arquetípicos de la religiosidad.

No me extenderé hablando de cómo se prepara el cóctel ni mucho menos cómo y dónde encontrar tales sustancias sin cometer delito alguno. Sin embargo, sí recomendaré el SUICUDIO por este método, a todos aquellos que tengan la posibilidad de prepararlo con tiempo y deseen irse de este mundo con expansión neuronal de alto voltaje.

Efectos secundarios en caso de equivocarse en la dosis y resular vivo.

1.Pérdida crónica de la capacidad afectiva, emotiva y voluntariosa.
2.Disfunción de la glándula tiroides, con un considerable aumento de peso.
3.Parkinsonismo, arrítmica cardíaca y parálisis muscular.

Como se ve en el cuadro anterior, por el bien de mi familia espero no fallar. No quiero pensar la desgracia a la que someteré a mi prole si esto no me sale bien.

El total se compone de ocho comprimidos y un miligramo más de cada sustancia química, dejando intervalos artiméticos de un minuto, de dos, de tres y así hasta ocho minutos. Y el miligramo restante de cada droga, debe ingerirse a lo largo de un minuto. El útimo minuto de vida.

Ocho y Uno. 81, mi edad.

Allá voy, deséenme suerte.

LEÓN HURTADO.